El 13 de enero de 2019 fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el Decreto del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos por el que se declara al 2019 como “Año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata”. Su asesinato, hace ya un siglo, lejos de apagar los ideales emanados de la lucha revolucionaria, los fortaleció. La lucha que Zapata enarboló por la libertad y la justicia social sigue viva hoy en día, en el desafío que supone alcanzar la vigencia plena de los derechos sociales.
El movimiento por la restitución de tierras de los pueblos originarios del Estado de Morelos, de los grupos afromexicanos y mestizos, tuvo sus raíces en la época virreinal y siguió su curso para afianzarse en la lucha del “Ejército Libertador del Sur”, liderado por Zapata. Dicho movimiento, reconocido por ser uno de los más consistentes y congruentes de la gesta revolucionaria iniciada en 1910, pugnó por la reivindicación de tierras, aguas y bosques, frente a la expansión de haciendas en distintas localidades morelenses, cuyas formas de organización y trabajo ampliaban la desigualdad y marginación de la población.
De este modo, si bien, el problema de la tierra fue fundamental para el movimiento zapatista, también lo fue la reivindicación de la población indígena, para que los trabajadores del campo –esclavos de las haciendas– se convirtieran en hombres libres y dueños de su destino a través de la pequeña propiedad, buscando también la mejora en las condiciones de vida de la clase trabajadora, la abolición de la dictadura, y la conquista de libertades políticas para el pueblo de México.
Ante dichos fines, Zapata y el ejército del Sur, con todo y lo que representó el movimiento armado, ha sido reconocido como aquel que logró modificar las condiciones de vida en el Estado de Morelos entre 1914 y 1916, al desaparecer el régimen de las haciendas y lograr con ello la restitución de la propiedad de tierras, bosques y aguas, iniciando con ello cambios sociales de profundo calado y repercusión en todo el territorio nacional.
Al final de la gesta armada en 1916 y después de la muerte del propio Zapata, el 10 de abril de 1919 en Chinameca, Morelos, los fines por él perseguidos, al ser compartidos con otros grupos revolucionarios, pudieron ser reconocidos e integrados a la Constitución de 1917, de tal manera que en el zapatismo se encuentran también las raíces del constitucionalismo social y transformador.
En este micrositio, la Suprema Corte de Justicia de la Nación hace un acopio de su acervo documental de carácter histórico, y lo pone a disposición para su consulta, con la intención de aportar datos relevantes para el recuento de sucesos y acontecimientos, así como para la formación e información del público interesado. Asimismo, se presentan las sentencias y criterios que durante la Novena y Décima épocas han contribuido al ejercicio efectivo de los derechos sociales en el México contemporáneo, y que tienen también sus raíces en el movimiento reivindicatorio del Caudillo del Sur.
Emiliano Zapata –pasado, presente y futuro de nuestros valores constitucionales– sigue ondeando la bandera del ideal de un mundo diferente, en que todos tengamos cabida y en que el respeto a la dignidad de las personas sea el punto de partida para el pleno disfrute de los derechos y libertades y la construcción de una sociedad más igualitaria.
Suprema Corte de Justicia de la Nación